objetos que dicen yo
Un libro que piensa la historia del país atravesada por la existencia del peronismo; el guión de una obra de teatro en la que participo, que también es un set de TV, con un fragmento de la obra streameada en vivo (si se amplía la foto hay una breve sinopsis esclarecedora -en realidad son cuatro obras-); un esmalte de uñas color azul oscuro, comprado antes de un viaje a Portugal, que acompañó una busqueda que permanece activa al día de hoy.




REFLEJO


TP1













toscano tv
Tratamiento:
Dos personas deben encontrarse dentro del subte para llegar a tener una reunión laboral. Para encontrarse, recorren los vagones del subte mientras mantienen una conversación en este espacio virtualmente intimo que es la videollamada. Esta videollamada se encuentra compuesta por una pantalla dividida en tres, dos corresponden a los protagonistas en donde vemos sus caras durante todo el recorrido, y una tercera que muestra una cámara que actualiza el contexto del subte que no se ve en los otros dos encuadres, luego esto va variando según los errores de conexión que se presentan en la llamada. Este encuentro resulta imposible por la cantidad de gente que habita el subte hasta el final, donde ambas personas se encuentran al salir el vagon.

BITACORA CONCEPTUAL:
En este trabajo practico presentamos el desencuentro de dos personas comunicadas en tiempo real a través del espacio virtual intimo (la videollamada) contraponiéndolo a su vez con un contexto publico repleto de gente, el cual se ve representado con esta tercer cámara omnisciente que va a retratar el recorrido tanto de los dos personajes como de lxs transeúntes que habitan cada vagon.



TP2
pista 1
asistencia de obra en performance PAPELON de mondongo + jacoby + ros - 2014
aprox.
25000 bollos de papel realizados
pista 2
pista3
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Hace casi quince años que el eje territorial de mi vida se ubica en la Plaza de Mayo. Cuando en 2009, a mis 13 años, empecé a tomarme el colectivo en Puente Saavedra hasta la estación Congreso de Tucumán, y allí la Linea D entera hasta la estación Catedral para llegar a mi secundaria, definitivamente no sospechaba que ese recorrido lo realizaría casi diariamente durante los siguientes 13 años.
Dicho viaje siempre orbitó alrededor de diversas instituciones, sobre todo educativas y laborales: 5 años de secundaria, 4 años de universidad y 3 trabajos distintos (en un delivery sobre la calle Tacuarí, en una galería sobre Avenida de Mayo y en Casa Rosada) se sucedieron (y superpusieron) en un radio de 15 cuadras alrededor de Plaza de Mayo.
Me pregunto si será esa la principal constante de los últimos quince años, acaso la única. Estudié en diversas instituciones, viví en más de 10 barrios distintos, trabajé en múltiples y disímiles espacios, y sin embargo conforme pasan los años pareciera existir una fuerza que me devuelve, que me escupe de vuelta al centro, a la estación Catedral, a la Plaza de Mayo, a caminar por Defensa. Y ahí me encuentro a las mismas caras de siempre; atravesadas por otros 15 años, pero son las mismas. Quizas a ellxs se les juegue de la misma manera, sientan al centro una casa propia, quizás la vida también se esforzó por devolverlos allí luego de pasearlos por decenas de barrios, trabajos, instituciones, amores. Me gusta pensar que sí.
De 2009 a 2013 hice el recorrido 5 veces por semana durante 10 meses, lo cual da un total de 1000 veces.
Entre 2013 y 2017 trabaje intermitentemente en un local de comida realizando delivery. Fueron 4 veranos y un año entero luego. Yendo los 5 días de la semana, los cuatro veranos dan 320 veces; el año entero suma 240.
A partir de diciembre de 2020 comencé a trabajar en Casa Rosada. El calculo comienza a volverse difuso, ya que el trabajo no se desarrolla solamente ahí. Pero si calculamos unas 2 veces por semana nos da unos 192 viajes.
El resultado es de unos 1752 viajes a Plaza de Mayo: la inmensa mayoría desde Puente Saavedra; algunos años desde Almagro, algunos años desde Palermo, otros años desde Florida. Claro que en el calculo no se encuentran todas las veces que viaje allí por otros motivos, en otros horarios, en diversos medios de transporte.
Pero si nos quedamos con los 1752 viajes, podría asegurar que pasé más tiempo en Plaza de Mayo que en cualquiera de mis otros hogares. Si calculamos un promedio de 40 minutos por viaje, considerando que cada uno de los 1752 implicó una ida y una vuelta, el resultado es abrumador: exactamente 140.160 minutos viajando hacia o desde Plaza de Mayo a mi hogar. 2336 horas.